domingo, 28 de marzo de 2010

RESEÑA: El hombre que pudo reinar y otros cuentos, Rudyard Kipling

Hay escritores que se han ganado el tener su nombre escrito en letras de oro en el hall of fame de la literatura, y Kipling es uno de ellos. Este hall of fame es figurado, pero si lo consideráramos como el premio Nobel, Kipling también lo ganó, entre otros reconocimientos. Fue el autor por excelencia del imperialismo británico en la India, a pesar de lo cual trató este país en su obra con exquisitos respeto y admiración. Su inspiración partió tanto de la experiencia propia (viajó mucho por el mar, vivió años en la India), pero también de una imaginación prodigiosa. Esto se puede apreciar por ejemplo en El hombre que pudo reinar (El hombre que pudo reinar y otros cuentos, Valdemar), en el que partiendo de un hueco en el mapa parte de Afganistán llamado Kafiristán lleno de misterio, se inventa una historia en la que tan solo dos aventureros británicos tratarán de conquistarlo con la ayuda de un puñado de rifles, bastante perspicacia y mucha valentía.
La trama es apasionante y apasionada, al igual que la forma en que está contada alternando el rigor de la primera persona del mismo Kipling (que es literalmente al que le cuentan la aventura) con la subjetividad rayando en la locura de la versión del aventurero.
He de mencionar que este estupendo y extraño cuento dio lugar a una obra maestra del cine de aventuras dirigida por otro genio, John Huston y con inspiradísimas interpretaciones de sus dos protagonistas, Sean Connery y Michael Caine.


jueves, 25 de marzo de 2010

Terry Pratchett y el fin de Terry Pratchett

Gracias a mi amigo T. he encontrado esta interesantísima entrevista en la que el gran Terry Pratchett habla sobre su manera de entender el alzheimer y sobre todo como afrontar sus últimos años de vida.
Merece mucho la pena leerla, si bien no esperéis su clásico tono de frívolo entretenimiento, pues habla de cosas serias...


La vida es fácil y barata de producir. Pero las cosas que le añadimos, como el orgullo, el respeto propio y la dignidad humana, son también dignas de preservarse, y podemos perderlas a causa de nuestro fetiche por la vida a toda costa.

Creo que si la carga se hace demasiado pesada, debería permitirse a quienes lo deseen que alguien les señale la puerta. En mi caso, cuando llegue el momento, espero que sea la que da a mi jardín, bajo un cielo inglés. O, si llueve, que sea la de la biblioteca.

miércoles, 17 de marzo de 2010

RESEÑA: Las extrañas aventuras de Solomon Kane, de Robert E. Howard

Se podría afirmar que el actual estándar de fantasía épica es el que se estableció con Tolkien en los años cincuenta (años setenta en España) con El Señor de los Anillos: obras complejas con muchos protagonistas no unidimensionales, en mundos desarrollados (a veces demasiado) con historias enrevesadas que habitualmente se alargan cientos o miles de páginas en varias partes. Pero, antes de Tolkien ese estándar era bien diferente. Más bien se llevaban historias sueltas protagonizadas por buenos muy buenos que luchaban contra malos muy malos durante unas decenas de páginas, y si al final el relato gustaba, pues escribías otro con el mismo protagonista.
Esta literatura de pasar un rato (no peyorativamente) conformaba las famosas pulp fictions de revistas tales como Amazing Stories o Weird Tales, que lanzaran a escritores de lo fantástico tan célebres hoy como H. P. Lovecraft o Robert E. Howard.



El personaje más famoso de este último es Conan el cimmerio, no sólo por los relatos sino también por los comics y las películas, pero no es el único, y de otro de ellos, Solomon Kane, vengo a hablar.

domingo, 14 de marzo de 2010

Henry James dixit

Escribió Henry James sobre Rudyard Kipling:
"A fin de cuentas, ¿acaso los placeres literarios más intensos no son también los más perversos y caprichosos y aun indefendibles? Tiene su lógica por alguna parte, pero a menudo está sumergida más abajo del alcance de la plomada de la crítica. Puede ser débil el hechizo de un escritor que cumpla todos los requisitos exigibles y reglamentarios, e irresistible el de otro que haga gala de un estilo comparable al de un sombrero estrafalario. Un sombrero elegante es mejor que uno estrafalario, pero un mago puede ponerse indistintamente ambos".

viernes, 12 de marzo de 2010

Daniel el Mochuelo et al

Si tuviera que elegir un libro que me marcara de crío, en mi época pretolkieniana, probablemente éste sería El camino, del genio Miguel Delibes. La manera en que me cautivó cuando tenía 10 años, y en que siguió haciéndolo en lecturas posteriores, ya en edad adulta, seguramente me ha marcado como lector para toda mi vida.
Hoy muere el genio, artista y artesano de la palabra, y seguramente el mayor escritor que quedaba en España.
Me siento torpe como para rendirle un homenaje como es debido, así que me limitaré a darle las gracias por Daniel el Mochuelo, y todos los que vinieron detrás...




miércoles, 3 de marzo de 2010

RESEÑA: Sueño del Fevre, de George R. R. Martin

No creo que haga saltar la liebre si afirmo que hay cosas que molan. Los piratas molan. Los robots gigantes también. Los espadachines justicieros molan. Los hechiceros de voz cavernosa rodeados de misterio lo hacen, así como los viajes interplanetarios a un mundo desconocido, las batallas en inferioridad numérica sin nada que perder y las venganzas sanguinarias por una buena causa. Y, como no, los vampiros molan mucho. Y vampiros encontraremos en Sueño de Fevre, de George R. R. Martin.
Si además, estos no son jugadores de béisbol que brillan a la luz del día como si tuvieran diamantes en la piel, descritos sólo para enamorar a jovencitas impúberes que corran sofocadas a comprar la novelucha de hombres-lobo contra chupasangres de turno (o a ver la película), pues mejor que mejor.


Por lo tanto lo primero que tenemos que hacer es quitarnos de en medio la mayor cantidad de tonterías que vienen añadidas al genero en forma de tópicos, o jugar con ellas de forma inteligente, después coger los tópicos con que nos hemos quedado y sacarles el mejor provecho posible. Entonces sumamos al cóctel partes que enriquezcan el mito vampírico y lo hagan más interesante, y claro está, que le den su ración de elementos sorpresa, pues cabe esperar que el lector no sea novel en el género. Entonces tenemos unos buenos cimientos sobre los que empezar a construir.

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