martes, 5 de abril de 2011

Arthur Mortimer dixit (II)

Es el instinto, no otra cosa. El instinto guía, desde el fondo, gran parte de nuestros actos, solo que a veces le cuesta un poco adaptarse.

¿Adaptarse a qué?

Pongamos el ejemplo de la supervivencia, de la procreación, del sexo en definitiva. El instinto del hombre es tener la mayor cantidad de encuentros, para dejar la mayor cantidad de posibles vástagos.

Le sigo.

La mujer, por el contrario, lo tiene más complicado, sigue un proceso mucho más sutil. Su instinto le sugiere que de entre todos los candidatos seleccione al de mayor validez genética, aquel cuya descendencia tenga mayor capacidad de prosperar en el mundo. Milenios atrás los más fuertes, o sea, el músculo. Ahora, en realidad, no se trataría de ellos, sino de los más inteligentes. Por eso el instinto es un poco lento.

No le acabo de entender.

Dígame joven, ¿cuándo fue la última vez que tuvo que salir con su jabalina a cazar un búfalo?


Arthur Mortimer. Viaje por la extinción de las especies

1 comentario:

Ángeles Pavía dijo...

jajajaja. Muy buena la ironía. Me gusta.

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