domingo, 6 de noviembre de 2011

RESEÑA: Stardust, de Neil Gaiman

Hace unas semanas os hablaba mediante un ejemplo práctico de los placeres de la lectura, señalando uno de esos deliciosos momentos en los que, como lector, tras disfrutar de unas bellas palabras del libro que en ese momento tenía entre manos, me había visto obligado a levantar la vista del papel para paladearlas, disfrutando todo lo posible de aquella inspiradora experiencia lectora. Si queréis leer el texto exacto, fue ÉSTE. La novela en cuestión era Stardust. El responsable de la misma, Neil Gaiman, uno de los autores favoritos de este blog.


Stardust tiene un formato de cuento largo episódico, en un tono amable y con una escritura pulcra y cuidada, engañosamente simple. Tanto en estilo como en temática Stardust recuerdan a uno de los escritores favoritos de Gaiman: C. S. Lewis. Una historia fantástica disfrutable por todos los públicos, pero sin la intención moralizante ni las alegorías religiosas del creador de la célebre saga de Narnia.

La historia, si bien no es excesivamente original a priori, sí es muy imaginativa a poco que profundicemos. Existe un pueblo inglés llamado Muro precisamente por la existencia de un muro en el mismo. En éste hay un paso al País de las Hadas, que cruzará el joven de pasado incierto Tristran Thorn, como su padre hizo años atrás, con un firme propósito, pero en realidad al encuentro de un futuro aún más incierto.

O sea, la típica historia de un ingenuo joven en busca de aventuras que provocarán una profunda transformación en él. Hasta ahí todo es más o menos un Alicia en el País de las Maravillas estándar, si es que esto existe, pero ahora es donde entra en juego la inagotable imaginación de Neil Gaiman y su pericia para contar historias y construir personajes carismáticos.
Stardust, además de estar muy bien contado, está repleto de ideas brillantes descritas con original sentido de la fantasía (y éstas son las palabras que mejor asociaría a la novela: SENTIDO DE LA FANTASÍA, con mayúsculas), sin obviar cierto trasfondo marcado por la crudeza siniestra que continuamente aparece en la novela. Y sensibilidad a veces conmovedora. Echemos un vistazo no exhaustivo a esas ideas: mercados de magia, príncipes muertos convertidos en fantasmas voyeur, nubes sólidas sobre las que te puedes recostar, brujas malvadas (que por supuesto van de tres en tres), que viajan en carros tirados por cabras, canciones que se vuelven reales, bosques malintencionados, árboles bienintencionados… por no hablar del eje central: una estrella fugaz, que al caer en Faerie no es sino una bella mujer.

Además de esta acumulación fantástica, también destacan sus personajes. No solo Tristran o Yvaine (la estrella)brillan, sino los secundarios: Dunstan, padre del protagonista; Septimus, el príncipe de inmensa vileza; Una, absolutamente deliciosa en cada una de sus apariciones; la reina-bruja, la más vieja de las Lilim; Sal Agua-de-lodo, el resto de los príncipes de Stormhold, el hombrecito peludo, … Un microuniverso cada uno de ellos, que no hace sino añadir para un conjunto, y que sin embargo quizá no llega a ser tan valioso como la suma de todas sus partes.

Y hasta aquí la cuestión de la novela. Normalmente no lo hago, pero ahora debería hablar de las ediciones, o más bien de la diferencia entre la edición de la novela y la de la novela gráfica.


El texto es el mismo, sin embargo la novela gráfica viene acompañada de unas ilustraciones de Charles Vess, uno de los dibujantes habituales de los guiones de Neil Gaiman para el cómic, cuyo estupendo trabajo le da un salto de calidad a la obra que la hace pasar de notable alto a sobresaliente.


Así pues, comparando el conjunto con, por ejemplo El libro del cementerio que comenté hace unos meses, Gaiman aun teniendo grandes momentos de brillantez en Stardust, realiza un trabajo mucho más redondo en El libro del cementerio, ilustrado por Dave Mckean (inmenso portadista de The Sandman), mientras que el trabajo de Charles Vess supera de largo al de McKean allí, que no deja de ser un acompañamiento ligero. Así los conjuntos podrían compensarse y ser similares, si bien insisto en que Stardust, que fue escrito casi una década antes, está un escalón literario por debajo. Aun con todo, se trata de una gran novela corta, muy pero que muy disfrutable.

Y por cierto, para los que hayáis visto la película basada en ella, sobre la que hablaré en mi próxima entrada concluyendo el Especial Stardust que comencé hablando de su banda sonora, deberíais saber que son experiencias diferentes, ya no solo por el cambio de medio, sino también porque la historia contada es sustancialmente diferente. Yo no me perdería ninguna de las dos.

9 comentarios:

Roberto J. Rodríguez dijo...

A mi la miniserie -yo tengo los cuatro tomitos de Norma que salieron, creo que allá por finales de los noventa- me gustaron en su momento; aunque está lejos del mejor Gaiman. Charles Vess -como siempre- hace un trabajo delicioso.
La película, en cambio, me parede malísima. Menos mal que luego el director de semejante bodrio, haría Kick Ass y X-Men: primera generación; películas mucho más interesantes. Aún así, espero tu entrada dedicada a la peli, a ver si me haces cuestionarme mi opinión.

Unknown dijo...

Este lo tengo pendiente también para este año, que es de los pocos de Neil Gaiman que me quedan por leer. Estaba pensando usarlo además, junto al de la princesa prometida para intercalar las otras lecturas de ensayo que me tocan, (para no usar siempre a Terry Prachet, jajaja)
Me ha gustado el análisis del libro, y aunque la película tampoco es que me encantara, sí que me pareció divertida y entretenida (y mil veces mejor que Kick Ass por cierto, que no me hizo maldita gracia) pero para gustos los colores ;) A ver qué nos cuentas de la película la próxima vez^^

Unknown dijo...

Esa edición es la que merece de largo más la pena que la novela sola, que tiene momentos brillantes, pero al conjunto, no sé, le falta un poquito.

A mí la película sí que me gusta, es más: me encanta. De hecho me parece mucho mejor que Nueva Generación (que no pasa de resultona, eso sí, mucho mejor que lo que algunos frikis intransigentes de los cómics quieren admitir -yo soy friki transigente-), y Kick-Ass la veré esta semana, si la lectura de El Temor de un hombre sabio consiente.

Loren Sparrow dijo...

Pues gracias a tu entrada voy a releer Stardust, que también poseo en la edición de Planeta (la regalé a mi parienta, pero es de ambos, llámale inversión :D ).

La película la verdad es que también me gusta, estoy contigo en todo. Creo que con el tiempo se va a convertir en un clásico de las pelis de fantasía como lo fue en su momento (y lo sigue siendo) Willow, Dentro del Laberinto o Cristal Oscuro.

Como dije en tu anterior entrada sobre la música de la peli, los mejores momentos para mi (aparte de la batalla final que me pareció sumamente entretenida con lo del cadáver animado) son las escenas musicales potentes (véase la pelea en el barco, los momentos "Septimus/bruja"), o directamente todo el comienzo, el aire de cuento que impregna todo el conjunto (también la subida de nivel del héroe, cuando al final llega a la aldea de sobrado y se enfrenta al petimetre insoportable, adoro esa parte xD).

Un saludo.

Unknown dijo...

Plenamente de acuerdo contigo Loren.

Unknown dijo...

Conocí a Gaiman gracias a los cómics.
Es un grande.

Llego desde el concurso de fantastic's y te invito a pasar por mi blog:
http://espiralesdetinta.blogspot.com/
micros y dibujos

Unknown dijo...

Sí que es grande Gaiman. Y sus cómics lo alzaron hasta donde está ahora.

Gracias por pasarte, Fernando. Bonito blog el tuyo, ya me he hecho seguidor.

Pilar Alberdi dijo...

Interesante entrada, Pedro. A mí me gustó la película, pero no tengo el libro. A ver si lo compro. Estoy de acuerdo en que las películas, a veces, se parecen poco a los libros y cambian demasiadas cosas.
Saludos.

Unknown dijo...

Ojo Pilar, en mi opinión la película no cambia demasiadas cosas, sino las necesarias. Probablemente una adaptación más fiel no hubiera funcionado.

Gracias por pasarte y comentar.
:)

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