martes, 25 de diciembre de 2012

MICRORRELATO: Penúltimo asalto (un cuento de navidad)

En medio de un desierto de piedras grises y polvo suspendido, dos hombres jugaban al ajedrez sentados sobre grandes rocas de basalto. Uno vestía una vetusta y holgada túnica negra con una capucha que solo le cubría la cabeza a medias. Su faz, lisa como mármol pulido, no se hallaba pálida, ni siquiera lívida, sino mortalmente blanca. La ausencia de cejas la hacía semejarse a una calavera, aunque sus ojos tenían un destello de energía casi irreverente hacia el resto del conjunto, como si fuera la última chispa que quedara de la vida misma. El otro jugador no despertaba la urgencia de aguantar la respiración al observarlo, en absoluto lo hacía. Sencillamente se trataba de un hombre mayor con un abrigo bermejo pálido. Un hombre mayor, no con un rostro lapidario sin cejas, sino con el rostro de un hombre mayor, excepto quizá porque parecía tener algunas arrugas bajo las arrugas. No con los huesos marcando en los pómulos tétricos; sí con la barba cana y tupida de un hombre mayor. No con garras ni clavos en lugar de dedos; con manos de hombre mayor, acaso demasiado regordetas.

Así pocos elementos quebraban la uniformidad del erial: un tablero con pocas figuras ya, un conspicuo reloj de arena dejando caer sus últimos granos uno a uno, y dos contendientes. No hablaban entre ellos. De hecho el yermo era tan silencioso que la leve fricción de la tela rígida de las mangas de la túnica bastaba para rasgar la monotonía, y cuánto más se hendía la quietud cada vez que uno de los adversarios decidía su jugada y trasladaba una de las piezas del juego, depositándola en su nueva posición levantando el fragor de un glaciar al desmoronarse. El encapuchado jugaba blancas, el viejo negras, aunque estas fichas poseían una esquiva tonalidad escarlata. Las blancas ganaban con amplitud, aunque no existía ni el menor gesto de satisfacción en el hombre sin cejas. Por su parte, el anciano se defendía como una mosca medio ahogada en una copa de vino. No obstante en aquel instante el viejo comenzó un extraño contraataque con movimientos erráticos, sacrificando piezas menores a gran velocidad, reculando y avanzando con su rey hasta que, cuando todo parecía perdido para él, sitiado por un destacamento de blancas, sencillamente no pudo mover.

- Tablas –dijo el anciano con una sonrisa–. Me has ahogado, no puedo hacer movimiento alguno.

Su contrincante, que un minuto atrás tenía todas las de ganar, no realizó el menor ademán de frustración, tan solo asintió con la cabeza. Entonces tablero y piezas desaparecieron como si una guadaña imaginaria se desintegrara a media cercenada. A continuación cogió el reloj, al que tan solo le quedaban unos segundos para cubrir su cupo. Le dio la vuelta, empezando a correr la arena de nuevo, y se lo guardó entre los pliegues de su túnica. Instantáneamente el color pálido del abrigo del viejo se encendió hasta el rojo cereza. Sus mejillas también cobraron color, y hasta sus arrugas se suavizaron. Abrió la boca pero el hombre de piel blanca se le adelantó con una voz, por supuesto, severa y cavernosa.

- Ni se te ocurra decir “ho-ho-ho”; no eres más que la materialización antropomorfa de un concepto –advirtió.
- No iba a hacerlo –mintió.
- Volveremos a vernos –sentenció mientras se levantaban para marcharse, cada uno por su lado.
- Más tarde que pronto, espero.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Relato Navideño

Dos son compañía, tres ya tradición.
Así que, de igual manera que hice las dos navidades anteriores, os felicitaré las fiestas con un relato corto. Oscuro, por supuesto, pero navideño al fin y al cabo, y hasta un poco moñas, para lo que de mí cabe esperar.
Así que os enlazo los dos cuentos anteriores, así como el de este año.
- Navidades 2010: Y para navidad, un cuento.
- Navidades 2011: Espíritu navideño.
- Navidades 2012: Penúltimo asalto (un cuento de navidad)

Así que feliz navidad. ¡Pasadlo bien y leed mucho!




miércoles, 19 de diciembre de 2012

El hobbit: primeras líneas

Con motivo del estreno cinematográfico de la adaptación de El hobbit, de J. R. R. Tolkien, estoy releyendo la novela y disfrutando casi como la primera vez que la degusté, con nueve o diez años. Ahora mi óptica ha cambiado y me fijo en cosas diferentes. Una de ellas es el arranque de los libros, sus primeras palabras, en este caso las siguientes:

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad. 

Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes revestidas de madera y suelos enlosados y alfombrados, provisto de sillas barnizadas, y montones y montones de perchas para sombreros y abrigos; el hobbit era aficionado a las visitas. El túnel se extendía serpeando, y penetraba bastante, pero no directamente, en la ladera de la colina —La Colina, como la llamaba toda la gente de muchas millas alrededor—, y muchas puertecitas redondas se abrían en él, primero a un lado y luego al otro. Nada de subir escaleras para el hobbit: dormitorios, cuartos de baño, bodegas, despensas (muchas), armarios (habitaciones enteras dedicadas a ropa), cocinas. Comedores, se encontraban en la misma planta, y en verdad en el mismo pasillo. Las mejores habitaciones estaban todas a la izquierda de la puerta principal, pues eran las únicas que tenían ventanas, ventanas redondas, profundamente excavadas, que miraban al jardín y los prados de más allá, camino del río. 

Este hobbit era un hobbit acomodado, y se apellidaba Bolsón. Los Bolsón habían vivido en las cercanías de La Colina desde hacía muchísimo tiempo, y la gente los consideraba muy respetables, no sólo porque casi todos eran ricos, sino también porque nunca tenían ninguna aventura ni hacían algo inesperado: uno podía saber lo que diría un Bolsón acerca de cualquier asunto sin necesidad de preguntárselo. Esta es la historia de cómo un Bolsón tuvo una aventura, y se encontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas por completo inesperadas. Podría haber perdido el respeto de los vecinos, pero ganó... Bueno, ya veréis si al final ganó algo.

Un inicio fabuloso, en el que Tolkien logra introducir y describir en unos pocos párrafos a Bilbo Bolsón, un protagonista acomodado, agradable y ordenado por medio de su residencia, además de ponernos en el tono narrativo de la novela.

Un inicio tan célebre en su momento (ahora más) que aquel otro genial Podéis llamarme Ismael... de Moby Dick (otra maravilla de obertura). Yo no sabría por cuál inclinarme ¿Alguien tiene su propio arranque favorito?

domingo, 16 de diciembre de 2012

Especial Stardust, en Planetas Prohibidos

Desde hoy podéis encontrar en el estupendo portal Planetas Prohibidos una adaptación del especial Stardust que realicé hace unos meses y que pudisteis leer por estos lares.En el mismo hablo de la novela de Neil Gaiman, de la excelente novela ilustrada de Gaiman junto a Charles Vess y de la película de Matthew Vaughn, incluyendo el evocador pasaje de la obra del escritor inglés que me hizo pensar en este especial: Stardust y el sentido de la maravilla.



Un buen momento, pues, para recordar o conocer un poco más, tanto esta obra fantástica de Neil Gaiman en todas sus vertientes, como la web de Planetas Prohibidos, hogar de la interesante revista homónima con la que colaboro cada vez que sus responsables me permiten


lunes, 10 de diciembre de 2012

RESEÑA: Mort, de Terry Pratchett

Andaban los últimos ochenta o los primeros noventa cuando cayó en mis manos el libro del que hoy os voy a hablar: Mort. Y así me asomé al mundo del bueno de Terry Pratchett, escritor hacia el que siento una admiración que no ha hecho sino crecer desde entonces por muchos motivos. Primero porque siempre es capaz de hacerme reír, y a menudo me arranca carcajadas, lo que considero tiene especial mérito en el medio escrito. También porque, a pesar de caracterizarse por un estilo fluido, su prosa está cuidada, poseyendo más calidad de la que pueda aparentar en un primer vistazo; es Sir Terry por ello. Tampoco olvido el hecho que me hace sentir más cercano a él: a pesar de que sufre una dura enfermedad desde hace años, continúa incansable con su labor creativa; “aún hay tiempo para escribir al menos unos libros más”, afirma. Y luego, por supuesto, está el hecho de que, granito a granito (librito a librito), ha creado la que quizá sea la más descomunal obra de fantasía escrita: el Mundodisco.


Por el espacio nada una tortuga para la que la palabra gigante se queda corta. Sobre ella hay cuatro elefantes, que a su vez sostienen sobre sus lomos un disco que tiene en su superficie océanos y continentes poblados por todo tipo de criaturas, esto es, el Mundodisco. Éste es el escenario en el que Pratchett ubica su serie de novelas, que van ya para cuarenta, todas ellas autoconclusivas, por lo que los legos en la materia no deben temer encarar la que sea pues no necesitan lecturas previas para entenderlas. Eso sí, existen personajes recurrentes que aparecen en varias de ellas, formando minisagas de novelas independientes: de las brujas, de los magos, de la guardia,… Aunque el personaje aparezca en prácticamente todos los libros, Mort es, sin lugar a dudas, el libro de la Muerte. Además, es una de las mejores opciones de un lector primerizo para aterrizar en el Disco.


La Muerte es un esqueleto de más de dos metros, capucha negra y guadaña incluidas, de voz tan superlativa que HABLA TODO EL RATO EN MAYÚSCULAS. También es la abnegada madre (adoptiva) de una eterna adolescente, la rolliza Ysabell y cabalga sobre la grupa de un corcel que no se llama Destrucción, Infierno ni Espectro, sino Binky. Vive en un plano algo anodino creado por ella misma con su hija y un sirviente (el vetusto Albert), cuando decide tomar a su cargo un aprendiz llamado Mort, un chico considerablemente inútil, todo rodillas, y con la manía de querer averiguar la razón de todo. Pronto surgirán los conflictos, a medida que la Muerte se humanice al conocer los divertimentos de los hombres y Mort desempeñé su nuevo papel, no sin problemas. Más antes que después, la situación, y con ella la realidad del Disco, parecerá abocada al desastre.

martes, 4 de diciembre de 2012

Música épica. Tigre y Dragón (2000), de Tan Dun.

Para hoy, algo un poco diferente.
En el 2000 llegó hasta nosotros una maravillosa película china de Ang Lee: Tigre y Dragón. Fue un bombazo, no solo por tratarse de un cine tan exótico, sino porque aunque en el fondo se trataba de una historia de gran profundidad, las formas eran espectaculares, contundentes al mismo tiempo que preciosas. La película recibió cuantiosos premios, y algunos de ellos fueron a parar a la banda sonora, llena de piezas extrañas, seductoras y brillantes, como las mismas imágenes. El compositor de las mismas fue el también chino Tan Dun, responsable de canciones tan vibrantes como esta The Encounter.


 Aun así es imposible pensar en esta banda sonora sin hacerlo en las bellísimas interpretaciones para la misma de Yo-yo Ma, uno de los mejores violonchelistas del mundo. Aquí desarrolla el tema principal de la película en The Farewell, que aunque quizá no sea épico en el sentido trepidante de la palabra, es capaz de poner los pelos como escarpias al más pintado:


viernes, 30 de noviembre de 2012

Cuentos para Algernon

Hoy os voy a sugerir un blog de reciente creación, y que a pesar de su juventud ha llamado poderosamente mi atención. En él, una traductora con el alias de Marcheto, aficionada a la ciencia ficción, fantasía y terror (vaya, los géneros que suelo tratar por estos lares), se pone a nuestro servicio regalándonos su trabajo al traer al español algunos relatos que quizá no llegarían con tanta facilidad a nosotros, ni desde luego con tal altruismo. De momento tenemos a nuestra disposición el estupendo Quedarse atrás, de Ken Liu (autor ganador de Nebula, Hugo y World Fantasy Award, ahí es nada) y Un diez con una bandera, más importante relato de Joseph Paul Haines, autor inédito en España.

El blog se llama Cuentos para Algernon (homenaje a la genial obra de Daniel Keyes). Ojalá el proyecto tenga suerte y continuidad, y nos siga haciendo estos regalos, nunca mejor dicho por amor al arte.


lunes, 26 de noviembre de 2012

RESEÑA: Jitanjáfora (Desencanto), de Sergio Parra

Hace unos meses comentaba la grata sorpresa que me había producido Jitanjáfora, la novela de Sergio Parra, por su originalidad tanto formal como argumental, que me llevó a alcanzar un gran disfrute lector. Ahora es el momento de echarle un vistazo a lo que nos ofrece su segunda parte, Jitanjáfora (Desencanto), con la que se cierra la serie protagonizada por ¿el bueno de? Conrado Marchale. ¿Me lo he pasado tan bien? Yo diría que sí.


En primer lugar he de aclarar que esta novela no lo tenía fácil, pues el gran acierto de su predecesora era mostrar una serie de conceptos novedosos sin desdeñar el entrar en detalles, en cuya pormenorizada presentación basaba su acierto: nos introducía a un mundo nuevo, el de la magia racionalizada, con una nueva óptica, fría y cruda a la vez que hilarante y rocambolesca desde la que observar el mundo, incluyendo el conflicto eterno del bien contra el mal. Es una comparación habitual, pero acertada, la de que este mundo es una suerte de Harry Potter para adultos, especialmente si éstos están dotados de humor negro y la suficiente mala leche. Así pues, una vez presentado el universo de Jitanjáfora, ¿qué es lo mejor que podríamos encontrarnos en su secuela? Pues, dado que nos gusta dicho universo, por un lado profundizar en él, y por otro lado cubrir la que quizá era la laguna de la primera parte, cuya narración se antojaba errática en algunos momentos. Aquí la historia es más consistente, con lo que gracias a la solidez con que el escenario de los acontecimientos ha cuajado, podemos centrarnos en la acción en sí.
De esta manera dividamos en dos las novedades: expansión del cosmos Jitanjáfora e historia contada, aunque ambas se solapan irremediablemente y avanzan de la mano. Respecto a la expansión, aquí descubriremos otros elementos y criaturas “sobrenaturales” más allá de los magos: las brujas, una especie de lamias, poderosas y de sexualidad palpitante, y los duendes, cuyas bizarras reglas se rigen por principios seudoartísticos cercanos al snuff. También conoceremos (y si no has leído la primera parte, salta hasta el siguiente párrafo) con algo más de profundidad a la otra facción de la magia: el bien, antagonista de nuestros protagonistas “malos”.
Respecto a la historia, comienza con un Conrado Marchale hiperpoderoso, con trece vueltas en la espiral (la manera de medir lo avanzado de un mago, cuyo máximo es doce) desatado y provocando una matanza indiscriminada de sus colegas en el Club Jitanjáfora. ¿Locura? ¿Exceso de temperación? ¿Otras razones? Entonces saltamos al pasado, cuando Conrado era un mago “recién licenciado” para averiguarlo, conforme observamos cuánto de gris oscuro es lo bueno o de gris claro es lo malo, pues aquí difícilmente hallaremos valores absolutos.
Recuperamos a los protagonistas de la anterior parte formando una familia impostada infiltrada en una comunidad estadounidense para investigar entre magos enemigos sobre la misteriosa operación “Huevo de Pascua”: nuestro antiguo don Nadie como padre de familia; de esposa la atrayente Umami, motor del protagonista y casi de la serie incluso en sus ausencias; el verborréico Figueredo fingiendo ser el tío disminuido que casi no puede pronunciar palabra; como hijo, Chad, un cucaracha (sin relación con la magia) con alto concepto de sí mismo. Estos dos proporcionarán una buena cantidad de momentos jocosos en las páginas del libro. Aún río al recordar el pasaje de la actuación del falso minusválido en la fiesta de bienvenida vecinal, llena de puritanos americanos medios.
Aun con todo, Jitanjáfora (Desencanto) no es una novela amable, pues alterna los momentos de diversión con otros de gran dureza, siendo más contundente que su predecesora, especialmente en su segunda mitad, a partir del clímax de una escena en un supermercado digna de Jack Bauer, desde la que la acción se dispara en una narración vertiginosa.

jueves, 22 de noviembre de 2012

miNatura 123: especial Stephen King

Una vez más os sugiero echar un vistazo a la revista miNatura, integrada fundamentalmente por microrrelatos (si bien no solo por éstos). Acaba de salir a la red su número 123, el especial dedicado al archiconocido y prolífico escritor de (sobre todo) terror Stephen King.


Colaboro en este número con el microrrelato Howard Phillips Lovecraft y la redención de Shawshank, una variación de su obra Rita Hayworth y la redención de Shawshank, en la que está a su vez basada la genial película Cadena Perpetua.
Podéis descargar el pdf de forma totalmente gratuita AQUÍ.

A continuación, el índice de la revista:

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Obras maestras: Cristal Oscuro (1982), de Jim Henson y Frank Oz

Cuando era niño tuve la inmensa suerte de que en los programas infantiles que me tocó ver en mi época, un genio creador pegara un latigazo a mi imaginación para hacerla avanzar al galope. Hablo del Barrio Sésamo de Espinete (1983-1988), salteado por las maravillosas marionetas de los Teleñecos, y sobre todo por la fantástica serie Fraguel Rock (la americana Fraggle Rock, desde el 84 en España). El erizo rosa era autóctono, pero los otros dos hitos televisivos, que nos quedaron marcados al rojo a los que nacimos en los últimos setentas y primeros ochentas venían directamente de la mente calenturienta de Jim Henson, el mencionado genio.


Pues en su mejor momento creativo, con los muppets funcionando a pleno rendimiendo y un poco antes de que los fraguel echaran a cantar, Jim creo la que para mí es la gran obra maestra de su carrera: Cristal Oscuro (1982). Sí, vale, los teleñecos llevan desde los 50 dando guerra ininterrumpidamente, y los rockeros compusieron una serie más corta pero perfecta. Por supuesto que también está Dentro del Laberinto (1986), que es maravillosa, pero ninguno de ellos me ha dejado la boca tan abierta ni hecho latir el corazón con el sentido de la aventura y la explosión de fantasía con que lo hizo Cristal Oscuro la primera vez que la vi, ni despertado la admiración de la última. Desde mi punto de vista, si el stop-motion de Tim Burton (por no remontarnos a Ray Harryhausen) tuvo su clímax en Pesadilla antes de Navidad, el cine de marionetas lo tuvo con Cristal Oscuro.


Antes de seguir debo añadir en los créditos de la película a Frank Oz como codirector (era el colaborador habitual de Henson), y sobre todo al estupendo diseñador de personajes y dibujante Brian Froud, que firmó un trabajo que se ha convertido en legendario. Caben destacar también la delicada fotografía así como la sugerente partitura de Trevor Jones.

Fue la primera película de imagen real sin humanos (todo son marionetas y disfraces), pero es que de hecho tampoco salen animales "reales". Se crearon ex profeso toda una flora y toda una fauna, y no de cuatro matas y dos bichos. Aparecen decenas de criaturas diferentes, originales, llamativas, fruto de mentes enfermas: enfermas de una imaginación sin mesura. Así, cada escenario tiene vida propia, ocurriendo multitud de cosas en segundo y hasta en tercer plano. Tantas que es humanamente imposible disfrutar de todas ellas en su justa medida. No obstante tal complejidad no complica en absoluto la narración, que es clara y en ningún momento se atasca.

martes, 6 de noviembre de 2012

RESEÑA: El libro de la selva, de Rudyard Kipling

Ocurre algunas veces que a un escritor de talento y capacidades desbordantes se le ocurre autocontenerse y elaborar un trabajo sencillo, tal que un niño sea capaz de saborearla, pero con maestría universal. Así que donde ese niño nota dulzor o amargura en las palabras, un adulto más acostumbrado a batallar con todo tipo de narraciones será capaz de degustar una auténtica delicia, un refinamiento exquisito de sabores que le proporcionará una satisfacción lectora única. Es el caso de, por poner un ejemplo que habrá pasado por las manos de casi todos los lectores habituales de este blog, El hobbit de J. R. R. Tolkien, un hombre capaz de inventar lenguajes funcionales por placer o de refundar géneros. Es el caso de otro genio, Rudyard Kipling, con su obra más conocida: El libro de la selva, también conocido como El libro de las tierras vírgenes (1894).


Ya he comentado algunas veces por aquí mis preferencias por el autor británico (nacido en Bombay). Hablé hace tiempo de las compilaciones de relatos El hombre que pudo reinar y otros cuentos y La tumba de sus antepasados y otros relatos. Dos magníficas colecciones en las que Kipling demuestra sus habilidades como el escritor del imperialismo británico en general y de la India (y países adyacentes) en particular. Yo añadiría que el gran narrador de lo exótico. No obstante, en las dos antologías mencionadas (especialmente en la segunda) se puede detectar cierta obstinación tanto por la perfección técnica como por la minuciosidad en las descripciones, lo que hace que cuando no se está en las óptimas condiciones de lectura o si la historia no atrapa, ésta corra el peligro de volverse farragosa y huidiza. Es algo que en ningún momento ocurre con El libro de la selva, que no solo es una obra maestra de equilibrio entre técnica y funcionalidad narrativa, sino también de capacidad de atrapar al lector y espolearle en una lectura que se convierte en puro placer.

Respecto al contenido, lo primero que debo aclarar es que a quienes no les atraiga el libro pensando en que la entretenida película de Disney les ha desvelado sus secretos, se equivocan por completo. Aquí no encontraremos ninguna melodía tan pegadiza como el “Quiero ser como tú”, aunque sí muchas canciones en formato de poesía cantada por los animales. Pero sobre todo conviene conocer que El libro de la selva es una colección de 15 relatos (8 de ellos transcurren en la selva y están relacionados entre sí) de los que el film adapta edulcoradamente un par y coge personajes de dos o tres más para cambiarlos por completo ciñéndolos a los cánones infantiles, y es que aunque el formato escrito es el del cuento, podemos encontrar puntualmente sangre, muerte, matanzas y batallas entre animales, detalles obviados por la factoría de animación, que se toma además licencias como la de convertir a Baloo, uno de los sabios venerables de la selva, en un idiota bonachón. En cualquier caso, todo acto violento se halla brillantemente naturalizado por Kipling, que de manera habitual considera a los hombres como realizadores de las acciones más viles, amén del intrigante tigre Shere Kahn.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Música épica. El regreso de la momia (2001), de Alan Silvestri

Hace tiempo ya que no volvía a esta sección de temas épicos en el blog, ¿no? Hoy es tan buen día como cualquier otro para recuperar una pieza musical que traiga ganas de hazañas por nuestros oídos.

Allá por el 99, Stephen Sommers era un director desbordante de frescura atravesando su mejor momento creativo. Estrenaba La Momia, una película que jamás me arrepentiré lo suficiente de no haber visto en pantalla grande. En ella nos regalaba una de las mejores historias de aventuras en lustros, con un Brendan Fraser bordando a un Rick O’Conell que nos hacía recordar al mejor Indiana Jones, granuja, divertido y aventurero superlativo. También nos dejó enamorarnos de Rachel Weisz, a la altura de la mejor heroína clásica Maureen O’hara. El responsable de la muy buena partitura que acompañaba a aquella inesperada genialidad fue Jerry Goldsmith, que realizó un trabajo consistente acorde a las imágenes a las que acompañaba.

Un par de años después, Sommers realizó el que hasta el momento es quizá su último buen trabajo como director con El regreso de la Momia. Quizá no mantuviera la excelencia en el nivel de la primera parte, pero aunque no fuera tan redonda, sí que superó a su predecesora en cuanto a mantener un ritmo endiablado, no permitiendo que el vértigo decayera en momento alguno, y sin que esto convirtiera al resultado en un esperpento como a veces pasa: la película es estupenda y deja sin aliento. Era pues un reto importante crear una música a la altura, pero vaya si lo logró Alan Silvestri. El trabajo de otro de los clásicos del cine ochentero (en adelante) fue estupendo. De él conoceréis sin duda los temas de Regreso al futuro, Depredador o Forrest Gump. En el caso que nos toca, desde la primera a la última pista no solo no se perjudica sino que además consolida el tremendo ritmo de las imágenes. Le da su propio toque a la música previa de Goldsmith y elabora desarrollos propios. O si no, comprobadlo vosotros mismos con uno de mis temas favoritos, “My first bus ride”. Un viaje en autobús nada bucólico, desde luego:


También enlazo la excelente grabación de la orquestación de un medley de la banda sonora, para que os hagáis idea:


jueves, 25 de octubre de 2012

RESEÑA: Las aventuras de la princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama, de Patrick Rothfuss y Nate Taylor

Hagamos una presentación del autor, aunque para muchos sea innecesaria. Patrick Rothfuss es, indudablemente, uno de los autores de fantasía del momento. Durante los últimos años ha asestado un golpe en el panorama de este género con la genial novela El nombre del viento y su magnífica continuación El temor de un hombre sabio, ambas de enorme calidad, y extensión a la par. Éstas han supuesto un fenómeno literario a lo Martin, con una legión de fans preguntando ¿y para cuándo la siguiente parte? Y en estas estamos, con muchos esperando la tercera entrega (que todavía queda), cuando de repente nos llega Las aventuras de la Princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama.


Lo primero que debemos saber es que no tiene nada que ver con la saga de Kvothe. Desde ningún punto de vista. Rothfuss es famoso por las dos novelas mencionadas, en las que ha desarrollado un estilo caracterizado por sus minuciosas descripciones y, según sus detractores (que no acabo de entenderlo, pero los hay), por explicar hasta el más nimio detalle de la trama. El texto completo contenido en Las aventuras de la Princesa y el señor Fu: la cosa de debajo de la cama dudo mucho que llegue al par de páginas “estándares” del escritor. Así el libro se puede leer en cinco minutos de corrido, para aquellos que tengan prisa, o en poco más de media hora si realizamos la lectura correcta, esto es, disfrutando de las bonitas ilustraciones de Nate Taylor que acompañan a cada fragmento de texto, o quizá deberíamos decir que la descripción se halla en el dibujo y las palabras actúan solo como contexto (a veces solo puntualización) dentro de la historia, que tiene el formato de cuento infantil. Es por tanto un libro de ilustraciones, al estilo de Donde viven los monstruos de Maurice Sendak, aunque sin llegar a tan altas cotas. Esto es: ilustración acompañada por breve texto.


No obstante, una cosa debe quedar clara: aunque tenga el formato de cuento infantil (Erase una vez incluido, o Once upon a time, como aparece en la imagen), no es para niños, sino para adultos con sentido del humor gris oscuro tirando a negro. Podríamos ubicarlo en el tono general de los cuentos clásicos retorcidos de Sapkowski, aunque sin abandonar en ningún momento el lenguaje infantil, lo que le concede un punto aún más tenebroso. Por otro lado, no os voy a engañar: la manera de realizar la narración apunta directamente hacia Neil Gaiman, como confirman las mismas palabras de Rothfuss en la contraportada:

miércoles, 17 de octubre de 2012

RESEÑA: El Aleph, de Jorge Luis Borges

Leer los relatos de Jorge Luis Borges para aquellos que no estamos acostumbrados a hacerlo con frecuencia (nótese que me incluyo), es algo parecido a escuchar a John Coltrane (u otro músico magistral de jazz, por así denominarlo “puro”) si antes lo más cercano que conocemos son las canciones de Louis Armstrong. El salto estilístico de uno a otro parece guardar cierta lógica, y lo más probable es que nos guste el saxofonista, pero de entrada tendremos la sensación de que la melodía que llega a nuestros oídos, aunque nos seduzca, posee muchos más matices de los que somos capaces de apreciar, matices que se nos escurren, sabemos que se nos están escurriendo, y por tanto provocan la frustración de no poder entenderlos. Aun con todo, con Coltrane solo podemos escoger una opción, que es seguir escuchando, de igual forma que con Borges la única alternativa es la de seguir leyendo.


De esta manera, leer al escritor argentino rara vez puede convertirse en una experiencia completa (excepto quizá para aquellos que alcancen su nivel de erudición), ya que tiende a introducir en sus retorcidas tramas una buena cantidad de referencias cultas o incluso de su vida personal, por lo que la lectura no será sencilla, pero resulta innegable calificar dicha experiencia como siempre interesante, a menudo estimulante y en ocasiones hasta deslumbrante. El libro de cuentos El Aleph (publicado en 1949) es un claro exponente de este particular estilo.
Compuesto por diecisiete relatos independientes de extensión variada, entre ellos podemos encontrar desde historias realistas que podrían ser poco más que la entrada biográfica de una enciclopedia, hasta auténticas joyas fantásticas. Unas grandilocuentes, otras sencillas y casi anecdóticas, todas dotadas de la singularidad borgiana.


No sé si a continuación referiré las mejores, pero sí las que más me han gustado.
Con “El inmortal”, con el formato de relato de aventuras nos involucramos en una búsqueda mítica con referencias a la literatura clásica griega. Es brillante, quizá el que más me ha llamado la atención además del propio El Aleph.

martes, 9 de octubre de 2012

Interesante entrevista a George R. R. Martin

Hace unos días reseñaba Danza de Dragones, el último boom de literatura fantástica en España. Hoy he leído una interesante entrevista a su autor, el célebre George R. R. Martin de la mano del Adrià Guxens (en la web Adria's News).


En ella se habla del pasado presente y futuro tanto de la saga de novelas como de la serie de la HBO. Martin nos habla de alguna de sus fuentes de inspiración, de su técnica narrativa, de su proceso de escritura, de su opinión sobre las previsiones del fandom sobre la saga, de las próximas entregas de la saga, de las temporadas de la serie que están por llegar y de muchas cosas más.

Un extracto de la entrevista:

¿Cuántas páginas ha escrito de Vientos de Invierno?
Ya tengo escritas 400 páginas. Aún así, de estas 400 páginas sólo hay 200 que están finalizadas realmente porque todavía tengo que revisar las otras 200, que están en estado de borrador y las tengo que trabajar mucho más. Pero piensa que el último libro, Danza de Dragones, tenía 1.500 páginas de manuscrito y éste será más o menos igual de largo, con lo cual tengo mucho trabajo que hacer. Espero que cuando finalice este tour por España pueda regresar a casa para escribir como si estuviera poseído. Pero el sexto volumen no será publicado el 2012 ni el 2013. Deseo enormemente poderlo publicar en 2014 pero soy realmente malo con las predicciones, como ya debes saber. Y después hay otro factor: cuando acabe la saga seré juzgado por la calidad de los libros, no por la velocidad en que los he escrito.

Como podemos leer nos vuelve a emplazar a la finalización de las novelas para poder juzgarlas, pero nos da el 2014 como año de publicación para Vientos de Invierno, aunque probablemente se retrase (ojalá no).

La entrevista completa: AQUÍ.

jueves, 4 de octubre de 2012

Planetas Prohibidos Nº 5. Especial Lovecraft.

Pues pasito a pasito, la revista Planetas Prohibidos ha ido afianzándose como una de las imprescindibles del panorama nacional (como demuestra la nominación al Ignotus). Por tanto ya no es esperanzador (como decía en su primer número) sino realmente placentero anunciar la salida de un Especial Lovecraft coincidiendo con su quinto número.


Además, este especial tiene un extra de motivación por mi parte, ya que tengo la fortuna de volver a participar en el proyecto con un relato de terror, Carnaval de Sombras, directamente inspirado en la genial película de Dreyer ya comentada en la sección de obras maestras Vampyr. No es que sea una historia lovecraftiana, pero no desentona con la tónica habitual del creador de Providence. Pero ésta es solo mi modesta aportación a la revista. En ella podéis encontrar, amén de muchos otros relatos de calidad, una buena cantidad de artículos interesantes, todo ello salpicado con buenas ilustraciones, poemas o cómics.Y no os preocupéis si no interesa el horror cósmico, pues se escribe de muchas más cosas, como se puede ver en el índice a continuación.

La revista es descargable de forma totalmente gratuita AQUÍ. Y podéis encontrar más información sobre ella en la propia web de Planetas Prohibidos.

Ahora, os dejo el mencionado ÍNDICE:
03/ EDITORIAL, por Jorge Vilches
05/ GUÍA PARA LEER LOS MITOS DE CTHULHU, por Jorge Vilches11/ LOS MITOS DE CTHULHU: INTENTOS DE SISTEMATIZACIÓN, por J. J. Arnau y Corven Icenail
15/ LOS “MITOS DE CTHULHU”, por Sergio Fritz
17/ LAS MORADAS DEL HORROR (ARQUITECTURA MALVADA), por Patricio Alfonso y Azramari
20/ ABDEL MUTA’AL, por J. E. Álamo y Pablo Uría
27/ LA VISIÓN, por J. J. Tena y David Velázquez
30/ ARKHAM, por Aída Albiar García y Maikel García
33/ MAGGOT, por Corven Icenail y Pedro Belushi
35/ DESOLACIÓN, por H. R. Lara y Azramari
38/ POESÍA, por Martin Marini y J. Javier Arnau
39/ CÓMIC, por M. C. Carper y Pedro J. Cifuentes
44/ CÓMIC, Krispa, la bruja, por P. J. Cifuentes
ARTÍCULOS
46/ KELONIA, por Carmen Cabello
47/ EL MITO DE FRANKESTEIN, por Lino Moinelo
49/ REBOOT DC, por Gabriel Romero de Ávila
55/ NATHAN NEVER, AGENTE ALFA, por Víctor Alós Yus
59/ PRESENTACIÓN DE ESMASTER.
RELATOS 
60/ DIABÓLICO DESEO, por Carlos M. Federici y Marcos DK Prieto
65/ LA MÁSCARA, por Marta Martínez y David Marín
69/ LA DAMA DEL LAGO, por Olga Salar
74/ EL NOGAL DE LAS DOS SOGAS, por David Agundo
77/ SSSSSS., por Felipe Fernández Sánchez y Pedro Belushi
80/ CUANDO DEJES DE LLORAR, por Hugo Perrone y Pedro Belushi
84/ CRUELDAD, por Alfonso Zamora Llorente y Karol Scandiu
87/ CARNAVAL DE SOMBRAS, por Pedro López Manzano y M. C. Carper
93/ CLICK, por Jesús Cañadas y M. C. Carper
98/ LA PUERTA DEL DORMITORIO, por José Antonio Román y Karol Scandiu

105/ CÓMIC, por Fraga
107/ NOVEDADES EDITORIALES Y CINEMATOGRÁFICAS
115/ NOMINADOS IGNOTUS 2012

sábado, 29 de septiembre de 2012

RESEÑA: 2099. Antología de ciencia ficción

Con este septiembre llegó como novedad editorial de la mano de Ediciones Irreverentes que 2099. Antología de ciencia ficción.


Forman parte de la misma relatos de Jules Verne, Ray Bradbury (comentan fue el último contrato que firmó antes de fallecer), Arthur C. Clarke, P. K. Dick, Stephen Baxter, Eduardo Vaquerizo, Kyr Bulichov, Carlos Sáiz Cidoncha, Aleksandr Beliaev, Sergio Gaut vel Hartman, Edward Page Mitchell (pesos pesados del género). Como podéis leer en la bonita portada, 58 autores de primera fila, ¡entre los cuales me hallo! Fuera bromas, bien está ser seleccionado para una antología en papel, un pasito más allá del mundo (respetabilísimo) de las revistas y fanzines por el que me muevo, pero si además firmo junto a Dick, Clarke, Verne, mi idolatrado Bradbury o escritores españoles de la talla de Vaquerizo o Cidoncha... os podéis imaginar la satisfacción. Podéis encontrar más información aquí.

En cuanto a los relatos, que en general son de una calidad homogénea, hay de todo. Son mayoritariamente distópicos (de hecho llegué a la selección mediante una convocatoria de este subgénero). Ya sabemos que mirando al futuro solemos pecar de pesimismo. Desde una o dos páginas hasta poco más de diez nos encontramos con gran cantidad de supuestos y muchos de ellos resultan de gran interés. En mi historia Última noche en el Jardín del Edén, llevo una sociedad del bienestar hasta un extremo de tal perfección en que la utopía está al borde del desastre global. Respecto a las demás, no recurriré a mi buena costumbre de comentarlas individualmente debido a su gran número, pero en el siguiente listado resaltaré las que me han llamado más la atención, por su calidad, por resultar más interesantes, originales o por cualquier otra valoración subjetiva. Algunas de ellas, auténticas joyas:

viernes, 21 de septiembre de 2012

RESEÑA: Danza de Dragones, de George R. R. Martin

Por fin, tal y como prometí, tras leerlo este verano y dejarlo reposar un par de meses, voy a hablaros de la novela fantástica del año en cuanto a repercusión mediática, ventas, y esperanzas generalizadas del fandom depositadas sobre ella: Danza de dragones, de George R. R. Martin. Por supuesto, si no sois seguidores de Canción de Hielo y Fuego, ésta no es vuestra reseña, pues se refiere al quinto tomo de una saga de más de mil páginas de media por cada pieza, y como empecé con el blog más en serio a finales del 2009, no encontraréis aquí las reseñas de las anteriores partes, que leí por última vez sobre el 2005. Así voy a dar por leídos los cuatro anteriores volúmenes, y como siempre, no desvelaré detalles de la trama de éste (recuerdo mi política de spoilers cero en el blog) y si realizo algún comentario más comprometido, avisaré para que os lo saltéis por si no lo habéis leído todavía.



Empecemos por lo obvio: Martin es un gran narrador, un escritor de talento, y con Danza lo sigue demostrando, resultando netamente superior a Festín de Cuervos, el anterior, ya consolidado como el más flojo de la saga. Continúa con la estructura de capítulos con uno de los protagonistas como narrador que se ha hecho célebre al más puro estilo folletinesco marca de la casa, esto es, con un clímax al final de cada capítulo que espolea la lectura hacia el siguiente. De esta manera, en este aspecto no solo no defraudará a la legión de seguidores sino que les gustará más, pues seamos francos, es más divertido leer capítulos narrados desde el POV (Point Of View, punto de vista) de Jon, Tyrion o Bran que, como en el anterior, Sansa, Brienne o Aeron Greyjoy. Así, si en un libro pones muchos POVs aburridos, tenderás a que el libro sea aburrido, mientras que si en otro los POVs son los elegidos por la afición, el libro será entretenido. Danza de dragones es un libro muy entretenido, indiscutiblemente.

Como he dicho, algunos de los POVs son los típicamente considerados como favoritos. Quizá el más interesante sea de nuevo Jon, entremezclado muy a su pesar en politiqueos varios mientras brega con los salvajes, con Stannis, su mujer, su bruja (grande Melisandre, cómo no), reconstruyen los fuertes del Muro y tiene una guerra contra los Otros al Norte y otra al sur no tan distante como querría. Bajo mi punto de vista el otro gran narrador es Hediondo, un personaje deliciosamente construido, magnífico contándonos la belicosidad en el norte dada su proximidad a los crueles Bolton. Bran, a quien mil páginas atrás dejamos más allá del muro, también nos cuenta una historia muy interesante profundizando en sus poderes místicos, si bien quizá sepa a poco. Todos los capítulos de los hijos de Ned atrapan, claro que deseamos dejarnos atrapar. Rondando por escenarios nuevos, con acompañantes nuevos (y otros no tan nuevos) tenemos a un Tyrion medio alcoholizado, pero que a poca oportunidad que le demos será el enano depravado pero genial de siempre. Por supuesto, también hay POVs nuevos, entre los que destacaría a Jon Connington, con una trama asociada que da y puede dar mucho juego, o Barristan Selmy, al que es un placer leer. También hay personajes nuevos, de Dorne y especialmente de más allá del Mar Angosto. Y POVs y personajes cuya presencia es sorpresiva y no diré. Todos ellos, bien. Y luego está Daenerys.

domingo, 16 de septiembre de 2012

RESEÑA: Tigana, de Guy Gavriel Kay

Hace unas décadas cambió mi vida, como la de muchos otros miles de lectores, cuando pasó por mis manos El Señor de los Anillos. En plena adolescencia, no podía creer las maravillosas páginas que iba pasando con sorpresa y avidez, el mundo de fantasía seductor y complejo que estaba descubriendo, del que El hobbit había sido tan solo la punta del iceberg. Pero llegó el momento en que cerré el tercer tomo y me pregunté: ¿y ahora qué? Quería más, mucho más. Acabé con Tolkien y entonces pasé a otros autores. Devoré varias sagas de dragonadas engañabobos de Timun Mas (yo era muy joven, pero un bobo; lo reconozco, aún no tenía criterio). Sin embargo una se salvaba, y no me avergüenzo de ella, porque era buena. Se trataba de El Tapiz de Fionavar, del canadiense Guy Gavriel Kay, autor también de Tigana, de la que hoy os voy a hablar.


Kay entro en el mundillo por la puerta grande: ayudando a Christopher Tolkien a ordenar y editar unos papeles de su padre que se convertirían en El Silmarillion, nada menos. Después de ello decidió escribir y firmó la notable saga de Fionavar, creando un universo fantástico para ello que se sostenía en pie (no como la mayoría de aquella época). Ya había irrumpido como escritor, pero decidió salir más allá de la sombra de Tolkien. Para ello, poco a poco, se labró un estilo propio: la fantasía histórica, consistente en ubicarse en un contexto histórico concreto y darle la vuelta, adaptándolo a sus intereses dentro del género fantástico, bien fuera la china medieval, la reconquista de la península ibérica, una cruzada en la Provenza francesa o, como es el caso, la Italia medieval.

La acción de Tigana transcurre en la Península de la Palma (que se asemeja a la itálica volteada horizontalmente), dividida en pequeños reinos o regiones dotados de autogobierno hasta que aparecen un par de conquistadores de mayor entidad que se la disputan, llegando a cierto equilibrio cuando cada uno de los poderosos magos que comandan las tropas de sendos ejércitos dominan aproximadamente la mitad del territorio cada uno. Sin embargo, el más poderoso de éstos, el rey Brandin de Ygrath, decide vengarse del pequeño reino que más oposición le ha presentado borrándolo para siempre de la memoria de los hombres mediante un monumental conjuro que elimine su nombre de la memoria de todos los no nacidos en él o nacidos tras la ocupación, el nombre de Tigana. Así, sin que nadie pueda recordarlo ni aprenderlo, y con su territorio ocupado, expoliado y bajo un férreo yugo, todo el país está condenado no solo a la desaparición, sino a la no existencia, pues no dejará ni el más nimio resto cuando el último de los que lo recuerde muera.

martes, 11 de septiembre de 2012

Solaris en el cine (Andréi Tarkovski, 1972; Steven Soderbergh, 2002)

Partamos de la siguiente premisa: aunque se han producido un par de adaptaciones importantes, llevar al cine Solaris de tal manera que resulte fiel a la novela de 1961 y sobre todo al espíritu de la misma es sencillamente imposible.


Esto es así, en primer lugar, porque lo que propone habitualmente una novela de ciencia ficción es la reflexión sobre algún supuesto llevado a los límites, y en el caso de Solaris, los supuestos tratan de conceptos bien variados, profundos y difíciles de tratar (contacto extraterrestre, singularidad extraterrestre, identidad, límites de la humanidad, divinidad… podéis encontrarlos con mayor profundidad en la reciente reseña literaria), con lo que resultaría una tarea titánica pasar por todos dándoles su debida importancia. Por otro lado, nos movemos por la rama de la ciencia ficción más lejana de la space opera, esto es, de su vertiente más comercial, lo que afecta de dos maneras. Primero, nos encontramos con una historia en ningún momento trepidante, con unos tiempos narrativos nada comerciales, sino más bien tranquilos, por momentos didácticos, que llevan a la introspección y por tanto no trasladables al lenguaje cinematográfico de una gran producción, lo que nos lleva al segundo punto: si no es en una gran producción, no es posible desarrollar con la grandilocuencia de la novela al coprotagonista de la novela, es decir, al espectacular, inteligente, inmenso y extraterrestre océano en torno al cual giran el resto de piezas de la obra.

A pesar de estos obstáculos, Solaris es una maravilla, una de las cumbres del género, y como tal ha llamado la atención de importantes cineastas. La primera adaptación, menor, fue para la televisión soviética (1868).

La siguiente adaptación también llegó de la unión soviética en 1972, suponiendo un encuentro de dos genios: tenía toda la lógica que la belleza de la prosa de Stanislav Lem confluyera con la poesía visual de Andréi Tarkovski, y así lo hizo en una película que obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes y que se ha convertido con toda justicia en obra de culto, aunque curiosamente jamás convenció del todo a su creador, que buscaba un resultado aún más único (subrayo el aún).


Tarkovski adapta una buena cantidad de pasajes de la novela de forma literal, intentando presentar cierta visión de conjunto de los conflictos presentados en la obra literaria aunque no profundice luego siempre en ellos. Sí que se centra en la relación de Kris Kelvin con su visitante, su difunta esposa Hari, interpretados acertadamente por Donatas Banionis y la bella Natalya Bondarchuk. También ahonda en la relación de éstos con el resto de científicos solarísticos, destacando el Snaut de Jüri Järvet. Esto lo hace mediante los larguísimos diálogos característicos del director (en realidad concatenaciones de largos monólogos), que le sirven de pretexto para presentar algunas de las ideas de Lem, y otros muchos pensamientos y situaciones de su propia creación, como la extensión del personaje de Berton, poco más que apuntado en la novela, una relación disfuncional paterno-filial que se muestra como de gran importancia, o incluso unas referencias directas al Quijote, enfocando directa o indirectamente hacia una singular exploración de la realidad.

lunes, 20 de agosto de 2012

RELATO: Reflejos en un planeta desierto

Como cada vez que inspeccionaba un nuevo emplazamiento, bajó con cuidado la escalerilla de la nave y abandonó a través de ella la escotilla que comunicaba con la nave recién aterrizada. Ya sobre el terreno observó cuidadosamente los aledaños de la zona en que había tomado tierra, inspeccionando hasta el más nimio detalle de cuanto le rodeaba. Una vez cerciorado de su seguridad, dio un leve salto y al descender se levantó a sus pies una nube de polvo milenario. Solo entonces echó a andar…

La emoción pionera de ser el primer ser humano en dar unos pasos sobre un planeta hollando su suelo virgen permanecía incontestable, pero los tiempos en los que eso suponía un verdadero hito quedaban bien atrás. El argumento que empujaba la exploración espacial actual era el del negocio, y por tanto radicaba en encontrar recursos de provecho. Agua para poder establecer una nueva colonia. Minerales lo suficientemente valiosos como para realizar la inversión en su extracción. Aun con todo a Calvin Christensen le gustaba pensar que alguna reminiscencia de aquellos precursores aún residía en él. No solo de los primeros astronautas, sino incluso también de los conquistadores del Nuevo Mundo hacía miles de años. Por qué no, de aquellos que desafiaron las advertencias de hic svnt dracones, el disuasorio aquí hay dragones de unas cartas de navegación incipientes dibujadas a mano sobre pergamino.
Ser explorador espacial era un trabajo menos heroico y vistoso de lo que lo había sido en el pasado, sin embargo seguía resultando igualmente peligroso. Un error técnico en la nave o en el traje y estabas muerto. Un alunizaje demasiado abrupto y estabas muerto. Una atmósfera corrosiva, una gravedad demasiado alta, una lectura errónea en los sensores de las sondas y estabas muerto. Un encuentro casual con cualquier alienígena poco amistoso y estabas muerto. Eran innumerables los accidentes que podían concluir con el funesto resultado. Por ello, Calvin era un hombre muy bien pagado. Dos o tres años de esta vida al límite habrían bastado para costearse un retiro holgado. Él ya llevaba seis; explorar se le daba bien, pero sobre todo ni sabía hacer otra cosa, ni sentía la necesidad de intentarlo. En cuanto llevaba un par de semanas fuera de su nave se sentía incómodo, echaba de menos la soledad del espacio y de más la compañía de la gente y la algarabía de las ciudades. Su sitio estaba con los dragones. Explorar era su pasado y su futuro. Y por supuesto, su presente.
SL61 había sido un planeta sistemáticamente ignorado por otros exploradores, pero a él le parecía un prometedor trozo de piedra árida en el espacio. A todas luces no resultaba apto para ningún tipo de vida concebible, ni se hallaba en su composición elemento alguno de interés. Sin embargo la composición de la atmósfera no parecía en exceso dañina y la gravedad era la mitad que la terrestre, hallándose dentro de los márgenes tolerables. La temperatura superficial era muy baja, pero suficiente para el trabajo mecanizado y aunque la inmensa mayoría de la superficie no era más que polvo de arena insignificante, Calvin el solitario, Calvin el minucioso, había descubierto un cráter de tan solo unos cientos de kilómetros al cual ningún otro había prestado atención y que, a pesar de todo, albergaba altas concentraciones de volframio según su sonda de prospección.
Ahora comprobaba sobre el terreno su aptitud para la extracción del metal, lo que implicaba necesariamente tener que pateárselo in situ. En apariencia no tenía porqué existir ningún problema. El cráter se hundía unos cuarenta kilómetros sobre el resto de la baldía superficie de SL61. Quizá lo hubiera producido el impacto de algún meteorito, pero el paso de los millones de años había limado su interior dejándolo tan llano que cualquier nave hubiera podido aterrizar sin problemas, desembarcando maquinaria minera que excavara el suelo. Calvin dio otro pequeño salto midiendo bien la gravedad reducida y al posarse sus botas dejaron las huellas marcadas en el suelo firme, levantando una pequeña cantidad de polvo muy fino. Tras un par de horas de paseo e inspección ya había llegado a una conclusión preliminar: sí, la región era explotable. Por otro lado, además de su más que probable interés monetario, también poseía una belleza indudable. Cruda y desértica, pero con la peculiar y sugerente atracción inherente a algunas naturalezas muertas. Contempló los lejanos bordes del cráter a su alrededor, una cordillera circular cinco veces más alta que el Everest. Una frontera imponente.
Entonces, mientras mantenía levantada la cabeza para otear en el horizonte, un destello captó su atención mucho más cerca, a tan solo unos cientos de metros. Un brillo metálico que no tenía razón de ser, pues allí tan solo había polvo y arena. Los dedos gordezuelos de los guantes de la escafandra espacial apenas cabían en el hueco del gatillo de la pistola de disrupción, motivo por el cual siempre prefería dejarla en la nave. Este detalle ahora le hacía sentir algo inseguro en su deambular por la superficie devastada. Devastada, pero con un brillo metálico. En principio tan solo se trataba de un reconocimiento somero, pero un arma en las manos siempre relaja cuando no sabes lo que te puedes encontrar, y allí nadie podía saberlo pues se trataba de un paraje totalmente inexplorado. En cualquier caso la pistola quedaba lejos, no estaba allí y él sí.

miércoles, 1 de agosto de 2012

RESEÑA: Solaris, de Stanislav Lem

Mucha gente, especialmente la más joven, es aficionada a las listas en las que se afirma categóricamente qué obras son las mejores del mundo mundial en un género, estilo, época, o incluso en toda la historia de la literatura (los hay muy atrevidos). Por mi parte, con los años he ido ubicando estas clasificaciones en su sitio, esto es, el de la opinión del clasificador, y restándole importancia a la relación hasta dejarla en el mejor de los casos en una sugerencia de lecturas más o menos útil según coincidieran mis gustos con los del creador, y cuando alguna vez he realizado alguna (porque soy mortal y yo también peco) la he considerado más como juego que otra cosa.

No obstante, a poco que echemos un vistazo a unas cuantas listas de “las mejores novelas de la historia de la ciencia ficción” de las muchas que hay, por diferentes que sean los listadores, en prácticamente todas encontraremos entre las primeras posiciones a Solaris, de Stanislav Lem, e incluso bien puede ser la novela que con mayor frecuencia se haga con el puesto de mayor honor. Ya he dicho que para mí la mejor de las listas alcanza el rango de sugerencia, pero oye, cuando todo el mundo que se supone que sabe de esto sugiere lo mismo, digo yo que será porque como mínimo es bueno. Pues con Solaris, va a ser que sí.


Lo primero que tengo que decir es que el estilo de Lem no resulta especialmente sencillo de leer. No en el sentido drogoalucinógeno de P. K. Dick, con el que a veces te alegras de pasar de párrafo y no vuelves atrás aunque no te haya quedado claro. En algunos momentos Lem puede resultar denso o enrevesado, para quienes no estemos acostumbrados a él (y me incluyo), pero esto es más debido a la profundidad de las ideas que trata de transmitir; dado el caso es mejor releer el párrafo con mayor atención, pues muy probablemente no solo nos esté contando un concepto en verdad interesante, sino que observándolo con interés se trate de un pasaje dotado de singular belleza. Solaris es el paradigma de este acontecimiento, pues está dotado de momentos no solo llenos de significado, sino que además tienen la capacidad de calar hondo en el lector y permanecer en su memoria, o al menos ése ha sido mi caso.

Solaris es un planeta girando en una órbita elipsoidal teóricamente imposible alrededor de dos soles, que tiene la particularidad de tener vida. En concreto una vida, la del colosal océano que ocupa la mayoría de su superficie. Durante más de cien años ha sido estudiado por investigadores que han ido intentando engrosar la ciencia solarística, que sin embargo se halla, siendo generosísimos, en pañales. Por tal ausencia de avances, con el paso de los años, ha ido perdiendo el interés de la comunidad científica.

A tan extraño planeta llega el psicólogo Chris Kelvin, para pronto descubrir la peculiar situación que está viviendo el exiguo grupo de investigadores desde que, sin permiso, bombardearon la superficie del océano vivo con rayos x en el enésimo intento de comunicarse con el mismo. A partir de entonces entraron en la vida de los científicos una serie de visitantes estrechamente ligados a la intimidad de los investigadores, a sus secretos más escondidos, a sus subconscientes.

martes, 17 de julio de 2012

Verano

No, no voy a hablar sobre huargos todavía, pero sí pediros perdón por actualizar el blog tan poco estos días, son las cosas de la playa (y sobre todo de la casi ausencia de internet en ella)... Al menos si adelanto que no estoy de brazos cruzados: preparo un especial Solaris, que incluirá no solo la reseña de la novela de Lem y comentarios sobre las películas (las de Tarkovski y Soderbergh), sino también (y más que también debería decir sobre todo) un relato de unas 3000 palabras inspirado en los estudios solarísticos que estoy acabando de revisar.
También tengo alguna reseña pendiente más, y cómo no, estoy leyendo Danza de dragones.

Próximamente...

martes, 3 de julio de 2012

RESEÑA: Jitanjáfora, de Sergio Parra

Uno de los detalles que llaman la atención en primera instancia de la novela Jitanjáfora, de Sergio Parra, es su similitud en muchos apartados con la saga de Harry Potter. Sin embargo, a poco que profundicemos, nos damos cuenta de que si bien estas similitudes no pueden ser mera coincidencia, las obras son tan diferentes que por no coincidir, no lo hacen ni en el género.


Jitanjáfora parte de la premisa de que la magia no existe. No obstante, gran parte de la acción se desarrollará en una suerte de Hogwarts moderno en el que se impartirán clases de magia (eso sí, magia laica), barita incluida, con diferentes grupos de alumnos o “casas” dentro de la misma, en competición entre sí. También habrá otras escuelas e incluso una dicotomía entre buenos y malos (magia blanca y negra) que anticipará conflictos futuros. Sí, suena bastante al chico de la cicatriz en la frente.

Ahora es cuando en lugar de tener como protagonista a un timorato niño para esta historia llamado a ser el elegido de turno, viajamos de la mano de Conrado Marchale, un tipo que cae bien, pero drogodependiente en rehabilitación, con un punto granujiento que le resultará muy útil en un mundo de medias verdades y mentiras absolutas. Y es que quizá la magia no exista, pero sí la manipulación a base de, entre otras cosas, dialéctica extrema llena de caracterización corporal o palabras tan bonitas como carentes de contenido (jitanjáforas como la propia palabra jitanjájora) que pueden obtener resultados tan espectaculares como lo harían los poderes místicos de un jedi.

martes, 26 de junio de 2012

RESEÑA: El Osito Cochambre, de Ignacio Cid Hermoso

Es Ignacio Cid Hermoso un escritor que ha demostrado su pericia como constructor de relatos en multitud de ocasiones. Ya tiene en el mercado una antología propia a la que espero echar un ojo más adelante y ha participado en varias compartidas, de las que sin ir más lejos, aquí he reseñado un par: (Per)versiones: Cuentos Populares y Calabazas en el trastero: Bosques. Especialmente me complació esta última, de la que firmaba el mejor relato de la colección. Ahora confirmo mis sospechas y compruebo cómo con su primera novela, El Osito Cochambre, la construcción de atmósferas opresivas, de personajes llevados más allá de su límite razonable y de narraciones en torno a cuánto estirar, quebrando o no la psique de los protagonistas, constituyen las señas de identidad del autor.


El punto de partida es Mauro, un tipo normal, escritor frustrado que se deja llevar por la corriente, dando clases y llamando poco la atención. En torno a tan antiheroico epicentro tiemblan los acontecimientos. Cabe subrayar que acontecimientos muy humanos: la familia, el amor o el sexo, cuyo dañino límite con el anterior no está del todo bien delimitado, como suele ocurrir muchas veces en la vida real. Poco a poco comprenderemos que todas estas cosas “normales” tienden a presentarse en su versión más destructiva, y que indudablemente Mauro es una persona con tendencias a pasarlo mal, un hombre con dos pies izquierdos con el sufrimiento escrito en su turbulento pasado, que cuando le sale al paso tratará de dibujar también su futuro, y es que al fin y al cabo la experiencia condiciona de forma inevitable toda decisión importante.

Y luego está, propiamente dicho, el Osito Cochambre, alter ego de Mauro creado por él mismo durante su infancia para, cada vez que se encontraba en un callejón sin salida en su vida personal, recurrir a él y mediante un proceso catártico, despojarse de su viejo y descosido pellejo, colgarlo en su cueva y olvidarse de él junto a sus problemas mientras se coloca una nueva piel reinventándose a sí mismo según sus necesidades.

jueves, 14 de junio de 2012

MICRORRELATO: Puntuación (del 1 al 10)

1. Punto

La bola entró por milímetros, anotándose el definitivo. Juego, set y partido cayeron en cascada junto al mismo.


2. Coma

El avión cargado de mejunje surca los cielos de la cocina. Su motor emite un característico, labial y onomatopéyico brrrr. Al fin aterriza en la boca bien abierta del bebé. Es la única manera de que el niño meriende a gusto.


3. Dos puntos

Instrucciones de uso:
1. Abrir paquete.
2. Comer los frutos secos.


4. Punto y coma

El gran maestro dejó que sus manos danzaran con elegancia oriental hasta pellizcar con tino y pericia el lugar secreto junto al cuello de su acérrimo enemigo; una medida fulminante. No acabó con su vida, pero cayó inconsciente y nunca más despertó.


5. Comillas

Ella levantó hacia delante y flexionó al unísono índice y corazón de sendas manos, subrayando el sarcasmo de sus palabras mientras afirmaba que “le encantaría” pasar el sábado por la noche viendo el partido de fútbol. Él decidió grabar el encuentro.


6. Paréntesis

Se tomaron un descanso en su relación (eufemismo de que uno de los dos la daba por terminada).


7. Interrogación

Atado de pies y manos, el espía contempló aterrado la diversidad de instrumentos de tortura que sus captores le mostraban. “Ahora vamos a hacerle unas preguntas y esperamos su más sincera colaboración. ¿Empezamos?”. Escuchó a su lado.


8. Exclamación

El público extasiado respondía con regocijo a las seis cuerdas de Jimi, mientras confesaban que éste en realidad era un niño vudú: ¡Tuaau tuata tuautu tuau tuaaututu tuaaau!


9. Puntos suspensivos

Faltas de asistencia, negativos en comportamiento, problemas con los compañeros, falta de respeto por la normativa,… La suma de todos estos elementos al final hizo que la dirección se viera obligada a expulsarle de la institución.


10. Guión

— Lo más importante en el mundo del cine son los guionistas, pero no hay que dejar que esos hijos de puta se den cuenta –afirmó el productor con una copa en la mano acompañando a su sempiterna sonrisa sardónica.

lunes, 4 de junio de 2012

RESEÑA:Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza

Es Eduardo Mendoza un creador heterogéneo. Por un lado escribe libros serios, sobre los que no hablaré por no haber leído ninguno de ellos, pero que en general están muy bien considerados (es, por ejemplo, el penúltimo premio Planeta). Por otro lado, también ha firmado una buena cantidad de patochadas geniales, como la trilogía de novelas detectivescas autoconclusivas formada por El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y Las aventuras del tocador de señoras, que devoré años ha mientras viajaba en autobús (mis mal disimuladas carcajadas eran muestra de mi deleite por aquellas páginas y entretenimiento para el resto de viajeros), o la más reciente particular revisión del niño Jesús de El asombroso viaje de Ponponio Flato, igualmente hilarante. Dentro de este Mendoza humorístico también ubicamos Sin noticias de Gurb, que casualmente no había leído hasta ahora, a pesar de ser de su primera época (1991).


En un principio, Sin noticias de Gurb fue publicado por entregas en el diario El País, mas no es comparable al folletín tan dado a aparecer en el pasado en periódicos y revistas, sino que más bien se asemeja a una tira cómica prosaica. Una vez completado, Eduardo Mendoza lo compiló y adaptó al libro actual, realizando los mínimos añadidos necesarios.

El formato empleado es el de sucesión de entradas en el diario de a bordo de un alienígena recién llegado a la Tierra, concretamente a la Barcelona urbana que tan bien conoce Mendoza. Nada más llegar, su subalterno Gurb sale de la nave en misión de reconocimiento inicial, para el que adopta la forma de la terrícola Marta Sánchez (recordemos: en aquella época sex-symbol número uno del país), por no ir por ahí llamando la atención. Al no recibir noticias de Gurb, el jefe de la expedición (formada solo por ellos dos) decide salir en su busca tomando la respetable forma del conde-duque de Olivares.

Éste es el pretexto que necesita Mendoza para realizar un análisis ligero en clave de humor de la Barcelona metropolitana y sus lugareños (en realidad trasladable en su mayoría a otras grandes urbes). La percepción de alguien radicalmente ajeno a la raza (y razón) humanas, fundamento de la historia, está tratada de forma razonablemente original, aunque no totalmente novedosa. Me viene a la cabeza la descripción que de nosotros realizaba El éxodo de los gnomos, de otro de los autores humorísticos por excelencia, el muy frecuente entre mis entradas Terry Pratchett, si bien no son obras muy comparables más allá de esta óptica y de la continua llamada a la risa.

martes, 29 de mayo de 2012

Arthur Mortimer dixit (VII)

Aquel que tenga huecos en su existencia, que detecte lagunas en ella, siempre puede tratar de llenarlas con palabras, pues quizá un día las letras rebosen la superficie y no se hunda. Aquel que tenga simas, ay, pobre de aquel que tenga simas, pues ni todos los libros del mundo podrán cubrir siquiera el fondo, mas al menos el tiempo que dedique a leerlos, no lo pasará ahogándose.

Arthur Mortimer. Vida sobre muerte, negro sobre blanco

lunes, 21 de mayo de 2012

RESEÑA:¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Es una novela corta celebérrima por ser la base de la que parte Blade Runner de Ridley Scott, indiscutiblemente una de las mejores películas de la historia del cine de ciencia ficción. Y no voy a negar que mi aproximación ha sido por este motivo, con lo que he caminado de delante hacia atrás, por otra parte como casi todos sus lectores. Pero si queréis leer solo sobre la película, podéis hacerlo en miles de sitios. Aquí voy a hacerlo fundamentalmente de la novela de Philip K. Dick, que solo hay cientos.



En un futuro a medio plazo para 1968, año de su escritura, ubicado cerca de la actualidad -una de esas actualidades que nos presuponían por aquel entonces y que tan lejos están de nuestra “actualidad”-, la Tierra está cubierta, en mayor o menor medida por un polvo radioactivo posterior a una guerra nuclear, que va afectando genéticamente a los habitantes. Los sanos emigran mayoritariamente hacia los planetas colonia y son obsequiados en su salida con serviciales androides casi idénticos a los humanos, que tienen terminantemente prohibida su estancia en una Tierra cada vez más despoblada y decadente, llena de deficientes afectados por la radiación o empecinados en no emigrar. Los que se quedan se preocupan de demostrar su situación social siendo propietarios de alguno de los escasos y carísimos animales que aún viven, siguiendo la seudoreligión mercerista, basada en la empatía humana, o atendiendo al amigo Buster, un gurú mediático enemigo de los anteriores de una capacidad trabajadora casi inhumana.

En este bizarro mundo conocemos al ex-policía Rick Deckard, un hombre más bien anodino que trabaja como cazador de recompensas, esto es, eliminando los androides que abandonan las colonias y osan asomar su cabeza por la tierra, ya tan parecidos a los seres humanos que solo su ausencia de empatía puede delatarlos.

Deckard vive un matrimonio infeliz con una esposa depresiva y sueña con cambiar su oveja eléctrica por un animal real para dejar de sentirse inferior a sus vecinos, cuando recibe el encargo de acabar con unos modernos y peligrosos androides Nexus 6. Evidentemente se trata de un personaje bien alejado del carismático Harrison Ford de la película, no obstante creíble, interesante y bien construido.

miércoles, 16 de mayo de 2012

miNatura 119: El día que abandonemos la tierra

El día que abandonemos la tierra. Con este sugerente nombre podéis encontrar fresquita y recién subido el último número de miNatura, la revista de lo breve y lo fantástico.


Podéis ver la lista completa de colaboradores haciendo clic sobre la portada, y descargar el pdf (es gratis) AQUÍ.

Por cierto, como en tantas otras ocasiones, aporto mi granito de arena a esta estupenda publicación con el microrrelato de shakespeariano título El mañana y el mañana, aunque en el mismo no hablo (aparentemente) de Macbeth, ni el género es (indudablemente) la ciencia ficción.

viernes, 11 de mayo de 2012

Neil Gaiman dixit

Mientras decido mi próxima lectura, con cuidado para no solaparla con Danza de Dragones (a la venta el 13 de julio en la edición rústica que casi todos tenemos y el 22 de junio en la de coleccionista, más cara; se las saben todas estos editores: si lo quieres antes, paga más), estoy poniéndome -solo un poco- al día con el genial cómic The Sandman que lanzó a la fama al estupendo creador Neil Gaiman. He seleccionado un par de citas del último tomo que he acabado y quiero compartirlas con vosotros. La primera es un brindis, y como cómic es, qué mejor que mostraros la viñeta, escrita por Gaiman y dibujada por el estupendo Kelley Jones en una serie cuyo nombre aparece escrito en la misma:


La traducción no es la mismo en el recorte que os presento que en la edición que yo tengo; me gusta más la mía:

"Por los amigos ausentes, los amores perdidos, los antiguos dioses y la estación de nieblas. Al César lo que es del César y al Demonio lo que es del Demonio."

El brindis lo realizan Sueño, existente desde antes que los dioses mismos, y Hob, un hombre, casi amigo del eterno, que lleva campando por la tierra varios cientos de años y por tanto también es bastante experimentado.

La segunda cita es una suerte de definición que me ha llamado la atención, realizada por el propio escritor en un epílogo fuera del cómic:  

"Una historia es cualquier cosa que hace que el lector pase la página y que, cuando haya terminado de leer, no se sienta engañado. En mi opinión es la única regla crítica para una historia; por lo demás, todo vale."

domingo, 6 de mayo de 2012

ESPECIAL Starship Troopers (Tropas del espacio), RESEÑA: de Robert A. Heinlein (novela), Paul Verhoeven (película) y Basil Poledouris (música)

Voy a dar un rodeo para llegar al principio. Hace unos años, existía un grupo de correo de la editorial Gigamesh, en el que cada uno escribía lo que deseaba, prioritariamente sobre las novelas de dicha editorial, mas en realidad de cualquier tema. Aquella lista se convirtió en un fantástico foro abierto sobre la literatura fantástica y de ciencia ficción, del que aprendí mucho, y me dio a conocer gran cantidad de obras y autores. Allí, periódicamente saltaba a la palestra una discusión sobre un escritor y una de sus obras, que si era un fascista, que si la novela hacía apología de la xenofobia, que si en realidad no era ésa su intención… El escritor era Robert A. Heinlein, la novela Starship Troopers (Tropas del Espacio, 1959), y aquella lista de correo vivía grandes tiempos, repletos de argumentaciones inteligentes y discusiones interesantes. Después se hundiría con los clásicos y repetitivos ¿cuánto falta para [inserte aquí la siguiente novela de Canción de Hielo y Fuego]? y perdería casi todo su interés. No obstante, aún recuerdo aquellos enriquecedores debates, y os aseguro que no los había tan fieros sobre ninguna otra obra. ¿Qué quiero decir con esto? Pues probablemente que es la novela de ciencia ficción más polémica que se haya escrito... Y yo no la había leído hasta ahora. Mea culpa.



La historia nos suelta de sopetón con el protagonista, Johnny Rico, perteneciente al elitista cuerpo de la infantería móvil, en plena misión de guerra, vestido con su exoesqueleto de combate y armado con un arsenal atómico, una auténtica máquina de destrucción, matando extraterrestres en una incursión, para después saltar al pasado y ver cómo ha llegado hasta ahí, desde antes de dejarse reclutar, y pasando por diferentes estadios dentro del escalafón militar.

Johnny es un personaje plano, sin claras motivaciones ni fuertes opiniones, por diferentes motivos. El primero es el de convertirse a veces casi en un mero espectador de los acontecimientos que no los valore especialmente con el que el lector pueda identificarse más fácilmente, pero extraer sus propias conclusiones. Otro es el empezar como un trozo de arcilla sin forma para que el ejército pueda moldearlo con mayor facilidad. También así se facilitará el “viaje del héroe” a realizar por Rico. Este viaje estará íntimamente ligado al ejercito, no en vano Heinlein fue militar (llegó hasta teniente), si bien no combatió, lo que se nota le pesó. Sin embargo, es crudo y frío en sus descripciones de los hechos, tanto de los cadetes como de los soldados: no engaña a este respecto, suelen acabar muriendo, pero no puede evitar mostrar su profunda admiración tanto por los soldados como por oficiales, especialmente por la infantería móvil, esto es, por pequeños grupos de élite formados por muy pocos miembros (estilo marines), y exaltar sus valores de valentía, cohesión de cuerpo, integridad y compañerismo. De hecho es ésta una lectura recomendada por el ejército estadounidense, con lo que es innegablemente promilitarista.

Pero no nos engañemos, no viene de ahí toda polémica, sino solo una parte. La cuestión empieza a complicarse con las argumentaciones que Heinlein vierte a lo largo de la novela, por lo general poniéndolas en boca de instructores, oficiales o militares retirados. Por ejemplo, el servicio militar no es obligatorio, pero solo mediante el mismo se adquiere el derecho a voto y la posibilidad de ser votado y hacer carrera política. ¿Extremista? Sin duda, pero tampoco se hace crítica de quienes no optan por él, que pueden crecer socialmente con el único techo de no poder ocupar cargos públicos.

jueves, 3 de mayo de 2012

Revista pulp: Los zombis no saben leer X

Pues hoy os vuelvo a recomendar la revista Los zombis no saben leer, en este caso el número X, calentito y correspondiente a la primavera del presente año.


¿De qué va? Pues la dirección web de la revista ya es bastante indicativa: www.revistapulp.com, con lo que en sus páginas podréis encontrar un buen número de relatos ilustrados y hasta algún cómic de bien diferentes géneros, pero siempre con ese toque irreverente y esas ansias de entretener características del pulp.

Además, podéis encontrar un relato con mi firma estampada: De Jinetes y hombres, digamos que catastrofista, y del que si os contara algo más ya estaría hablando demasiado. Ya me diréis si os place.

lunes, 23 de abril de 2012

Libros que puedes regalar hoy (y siempre)


Aprovechando que hoy celebramos el día internacional del libro, os hago algunas recomendaciones dentro de los géneros de fantasía, ciencia ficción, terror, misterio y afines. Todos los he leído, todos son buenos y todos excepto uno me han gustado (¿alguien lo adivina?), muchos incluso entusiasmado. Allá va esta lista caprichosa y para nada exhaustiva, pero que espero os guste. Si tenéis cualquier duda sobre alguna de ellas, no dudéis en preguntármelo y me extiendo un poco en los comentarios:

-         Para los jóvenes: El misterio de la isla de Tökland, de Joan Manuel Gisbert.
-         Para los pequeños: El hobbit, de J. R. R. Tolkien.
-         Para los más pequeños: El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
-         Para los cienciaficcioneros: Las estrellas, mi destino, de Alfred Bester.
-         Para los científicos: El viaje del amor, de Eduardo Punset.
-         Para los fantásticos: Elantris, de Brandon Sanderson.
-         Para los fantasiosos: El libro del cementerio, de NeilGaiman.
-         Para los que están demasiado a tope: La carretera, de Cormac Mcarthy.
-         Para los que no están nada a tope: El misterio de la cripta embrujada, de Eduardo Mendoza.
-         Para los cínicos, que en realidad son mucho más que eso: La princesa prometida, de William Goldman.
-         Para ellas de ellos: La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger.
-         Para ellos de ellas: El sueño del Fevre, de George R. R.Martin.
-         Para los románticos chungos: La fuerza de su mirada, de Tim Powers.
-         Para los fanáticos de las series dispuestos a dar el salto: Juego de tronos, de George R. R. Martin (primera parte de una heptalogía en curso).
-         Para los guapos: El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde.
-         Para los feos: El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde, de Robert Louis Stevenson.
-         Para los militares: Tropas del Espacio, de Robert A. Heinlein.
-         Para los filósofos: Dioses menores, de Terry Pratchett.
-         Para los historiadores: La conjura contra América, dePhilip Roth.
-         Para los artúricos: El rey del invierno, de Bernard Cornwell. (primera parte de una trilogía)
-         Para los curas: El candor del padre Brown, de G. K. Chesterton.
-         Para los satánicos: Las montañas de la locura, de H. P. Lovecraft.
-         Para los medio cura, medio satánico: Buenos presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman.
-         Para los detectives: El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle.
-         Para los guardabosques: Bosque mitago, de Robert Holdstock.
-         Para los políticos: Estrella doble, de Robert A. Heinlein.
-         Para los que amen la fantasía retorcida: El último deseo, de Andrzej Sapkowski. (primera parte de una heptalogía, aunque éste es autoconclusivo)
-         Para los amantes del cómic futurista: La casta de los metabarones, de Alejandro Jodorowsky y Juan Giménez.
-         Para los amantes del cómic crudo: Maus, de Art Spiegelman.

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